Cuando te vi, lo comprendí:
es tu cuerpo de mujer
en donde quiero yo vivir,
es ahí donde puedo morir.
Y saber dejarnos llevar,
por un rato querer olvidar.
Nuestras cuerdas se cruzaron
en forma de espiral.
Y no es fácil admitir
sentimientos que no están.
Y ya no voy a descubrir
mi deseo más real.
De mirada profunda y penetrante
que me envuelve de mágica forma.
Es la puerta de tu alma
la que me atrapa, la que me engancha.
En tu mente o en mi mundo
nuestro ágape es oculto.
En la luz de aquellos astros
nos reflejamos, unidos, danzando.

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